En el camino del autoestima y desarrollo personal, hay circunstancias que nos hacen sentir inseguros, frágiles e incapaces de seguir adelante. Nuestra confianza se ve comprometida y nos sentimos como “niños pequeños” que no saben qué hacer ni cómo hacerlo. En estas ocasiones, es fundamental detenernos a pensar en lo que estamos viviendo y cómo nos está afectando para entender nuestras reacciones y dificultades.

Mi experiencia personal y profesional me ha enseñado que la única forma de cambiar lo que sentimos y lograr avanzar en nuestro desarrollo personal es ser conscientes de nuestra experiencia personal y conseguir ser amigos de lo que sucede en nuestro interior. La psicoterapia se destaca como un buen método para conseguirlo.

“Sé paciente con todo lo que está por resolver en tu corazón e intenta amar tus propias preguntas… Vive las preguntas ahora. Quizás poco a poco, sin darte cuenta, irás acercándote algún día lejano hacia la respuesta” (Rainer Maria Rilke, “Cartas a un joven poeta”).

Al sumergirnos en el proceso de comprender nuestras emociones y pensamientos, comenzamos a desentrañar las raíces de nuestras inseguridades. A través de la autoexploración guiada por la terapia, podemos desafiar nuestras creencias limitantes y construir una base sólida de autoestima.

La autoaceptación y el amor propio son pilares fundamentales en este viaje hacia el crecimiento personal. Al abrazar nuestras imperfecciones y reconocer nuestras fortalezas, comenzamos a cultivar una relación más compasiva con nosotros mismos. Esto nos permite enfrentar los desafíos con mayor resiliencia y optimismo, sabiendo que somos capaces de superar cualquier obstáculo que se nos presente en el camino.

No se trata solo de cambiar nuestras circunstancias externas, sino también de transformar nuestra percepción interna. A medida que desarrollamos una mayor autoconciencia y autenticidad, nos volvemos más capacitados para tomar decisiones alineadas con nuestros valores y metas más profundas.